Guatemalteca refugiada en iglesia de EE. UU.

“Es una lucha por mi familia y por mi pueblo”

Migrante pasa los días en iglesia de Charlottesville, Virginia. Aunque tiene una orden de deportación, espera reabrir su caso de asilo.

El día que viajó a EE. UU., María Chavalán Sut tenía recientes los recuerdos de su casa en llamas que vándalos incendiaron en un intento por arrebatarle su propiedad. Hoy en día, aunque ya ha pasado el tiempo debe lidiar con otro tormento, el verse perseguida por Inmigración quien pretende detenerla para deportarla a Guatemala, algo que grupos humanitarios afirman, sería una sentencia de muerte.

Chavalán es una de las miles de mujeres guatemaltecas que hay huido por la violencia y miseria que golpean a Guatemala. Al hablar de su lugar de origen prefiere mencionar solo que es de una aldea del occidente, puesto que teme represalias en contra de sus familiares que aún están en el país.

En octubre del 2018, la indígena caqchiquel se acercó a la Iglesia Metodista Unida Wesley Memorial donde se refugió después de recibir una orden de deportación, aunque nunca tuvo la oportunidad de presentar su caso de asilo.

Ahora, pasa el tiempo en la iglesia entre pláticas, lectura, pintura y fabricación de algunos artículos para vender y hacerse de recursos puesto que debe enviar dinero a su familia en Guatemala. Aunque los días a veces se tornan difíciles, tiene la convicción de que conseguirá el objetivo de quedarse en EE. UU.

“Es una lucha, no solo personal y de mi familia, sino también tiene que ver con mi gente y con mi pueblo”, comentó Chavalán vía telefónica, al recordar que en Guatemala las mujeres son discriminadas, más aún si son indígenas.

La migrante madre de cuatro hijos menores de edad lamenta que en Guatemala continúan los mismos problemas de siempre y no se vislumbra un cambio en el corto plazo.

La iglesia donde permanece la migrante guatemalteca. 

“Usted sabe, cómo está nuestro país, por ser indígenas nos han excluido y marginado y no nos ofrecen una oportunidad, aunque uno se prepare académicamente. Si usted se da cuenta, si va a una entrevista de trabajo para una plaza hay como 700 personas”, dice Chavalán de 44 años, razón por la cual confía en que pueda recibir asilo en EE. UU., porque afirma ha sido discriminada por su condición de indígena.

Apoyo incondicional

El movimiento Hands off María, nombre que podría entenderse como Manos fuera de María o No toquen a María, en español, se ha transformado en un escudo que resguarda y apoya a la migrante guatemalteca.

En su página de Facebook, relata que Chavalán nunca tuvo la oportunidad de presentar su caso de asilo a un juez ya que el Servicio de Inmigración y control de Aduanas (ICE, en inglés) no le notificó en ningún momento que debía presentarse al tribunal.

Hands off María considera que esa agencia del gobierno estadounidense nunca tuvo la intención de cumplir con esa notificación debido a las nuevas políticas para acelerar los procesos de deportación que ordenó el presidente Donald Trump.

ICE puso como fecha límite el 25 de septiembre próximo para que la guatemalteca abandone EE. UU.; sin embargo, la organización humanitaria afirma que su regreso a Guatemala significaría su muerte.

¿Pueden sacarla de la iglesia?

El movimiento de iglesias que se han ofrecido para albergar a indocumentados a punto de ser deportados ha crecido en EE. UU. Según medios de comunicación de ese país, unas mil de estas han estado dispuestas a abrir sus puertas por razones humanitarias.

Sin embargo, tanto los grupos humanitarios como abogados coinciden en que las autoridades no incurrirían en ilegalidad si ingresan a estos santuarios para detener a migrantes.

El documento pide a los agentes migratorios abstenerse de ingresar a “lugares sensibles” como iglesias, hospitales, y escuelas para hacer arrestos. No obstante, sectores no muy optimistas creen que bajo el mandato de Trump ese pequeño respaldo legal podría ser derogado en cualquier momento.

Según una nota publicada por La Voz de Arizona, ICE tiene autoridad para hacer detenciones dentro de las iglesias, pero el memorando del 2011 obliga a los agentes a consultar con sus superiores cuando tengan en planes hacer un arresto en estos lugares sensibles.

En cualquier caso, activistas consideran que más que legal es una obligación moral del Gobierno de EE. UU. abstenerse de permitir operativos en estos santuarios.

Extraña su hogar

Y mientras se llega la fecha límite impuesta por ICE para que Chavalán abandone EE. UU., la migrante no oculta su amor por Guatemala al asegurar que extraña su país donde se quedaron sus seres queridos y al cual no puede volver por la violencia.

Recuerda cómo en los años 80, en lo más duro del conflicto armado interno, varios de sus parientes fueron ejecutados por el Ejército. Tíos, primos, e incluso recién nacidos no tuvieron la fortuna que ella tuvo, ya que abandonó e lugar a tiempo.

“Cuando veo las noticias, me doy cuenta de que lamentablemente no hay mejoría en el país. Eso se da por la falta de oportunidades. Aquí hay varias iglesias que luchan por el bienestar de las comunidades, a mí incluso, que soy una desconocida”, destaca la migrante.

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