Niños víctimas del volcán de Fuego continúan sobrepasando secuelas de la tragedia y regresan a la escuela

Pequeños que sobrevivieron a la tragedia del Volcán de Fuego se recuperan y ya acuden a la escuela.

Los niños afectados por la erupción del volcán de Fuego el 3 de junio pasado, sobrepasan secuelas de la tragedia, y regresan a la escuela. (Foto Prensa Libre: Enrique Paredes)

Ignacio, Tatiana y Cristel tienen algo en común: la tragedia del Volcán de Fuego del 3 de junio del 2018.

Las huellas de esa erupción marcaron sus vidas, pero más que historias de dolor son de esperanza y superación.   Son pequeños guerreros que luego de siete meses de batallar, ahora retoman poco a poco su vida.

Las marcas los acompañan al aula; sin embargo, eso no los detiene.

La historia de Nachito

“Ha evolucionado bien, al principio no le gustaba relacionarse con los demás niños, le gustaba estar solo. Hoy es sociable. En clase le gusta bailar, jugar y compartir con sus compañeros”, dice la maestra, Ana Paola Morales, acerca de Nachito.

El pequeño asiste a la guardería infantil Sagrado Corazón, de las Obras del Hermano Pedro, Antigua Guatemala, donde cursa el kinder.

Por las quemaduras tuvo que ser atendido en The Shriners Hospital for Children en Galveston, Texas.

Según cuenta su padre, Manuel Hernández, por las noches a Nachito se le escucha llorar por su mamá y su hermana, quienes murieron en la tragedia del 3 de junio pasado.

“La intención de que comenzara a estudiar fue para formar carácter; enseñarle que en la vida no todo es malo, hay cosas buenas”, dice su padre, quien todos los días lo recoge a las cuatro de la tarde para llevarlo a casa.

Evolución y cuidado

Le da a Nachito entre tres y cuatro masajes diarios en las piernas y brazos, le aplica pomada en las quemaduras, coloca las prendas de presión, le da el medicamento para calmar el dolor y la comezón en la piel.

En diciembre recién pasado, los médicos que atendieron a Nachito en The Shriners Hospital for Children evaluaron su recuperación y afortunadamente el niño ha respondido de manera positiva y su piel ya solo tiene un leve color rosado.

El próximo 25 de enero tiene cita en el Hospital Roosevelt. Ese día se sabrá si debe volver a Estados Unidos para que le confeccionen otros trajes, pues está creciendo y los que tienen ya no son de mucha ayuda.

Una tía les dio donde vivir y sus únicas pertenencias son dos maletas con ropa. El amor es lo único que sostiene a padre e hijo, además de un trabajo temporal en una guardería.

A clases en los atus

Las hermanas Tatiana y Cristel tienen 11 y 7 años de edad y están en una situación similar.

A pesar de que lograron escapar de la muerte cuando el Volcán de Fuego hizo erupción,  fueron alcanzadas por el intenso calor de la nube negra que las envolvió. Las cicatrices en su piel son la evidencia.

Ambas recién iniciaron el ciclo escolar en la escuela que funciona en los módulos construidos en la finca La Industria, para atender a los niños que residen en los albergues transitorios unifamiliares (atus).

“Al mediodía el calor me desespera, siento picazón, pero he ido resolviendo este problema soplándome con un cuaderno en el aula. En la casa busco algo para darme aire, ya que como no hay energía eléctrica no podemos poner un ventilador”, cuenta Tatiana.

Cristel es la más afectada. No le gusta que sus compañeros se le queden viendo.

“Gastamos Q200 cada vez que vamos a la capital al Hospital Roosevelt. Mi esposo no tiene un trabajo fijo y yo por estar al cuidado de ellas no puedo trabajar, cuenta Cindy Rivas, mamá de las menores.

La familia puede ser encontrada en los atus ubicados en la finca La Industria en el sector G Atus 839 para quien quiera ayudarla.

 

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