Cuarteto Chapín de Saxofones interpreta variedad de géneros musicales

Los jóvenes del Cuarteto Chapín de Saxofones han hecho el arreglo de más de 200 piezas adaptándolas a los sonidos del saxofón.

Las tardes son el punto de reunión para Joel Arrivillaga, Daniel Lucero, Mesho Bautista y Carlos Gómez quienes se reúnen a crear y ensayar piezas con el saxofón, en uno de los salones del Conservatorio Nacional de Música Germán Alcántara.

El grupo tiene sus orígenes en el 2014 aunque antes ya habían tenido otros intentos de formarse. Han incursionado en diferentes géneros musicales siempre dando prioridad a la música nacional y latinoamericana.

Han participado en distintos eventos y escenarios como el Festival de Junio, en el Centro Cultural Miguel Ángel Asturias, en el Teatro Dick Smith, así como invitados a la Orquesta Sinfónica Nacional, entre otros.

Cada uno de los integrantes lleva una vida en paralelo con el grupo.  Joel (24 años) pertenece a la Banda Sinfónica Marcial y es catedrático de saxofón del conservatorio. Carlos (40) también imparte clases en este lugar y otros centros educativos.  Mesho (27) es abogado y notario y el más reciente integrante es Daniel (21), estudiante de música y pertenece a otros grupos fuera de lo académico.

¿Por qué el saxofón?

Este instrumento apenas fue inventado en 1840 por el clarinetista belga Adolphe Sax.

Los músicos nos cuentan que existe una familia completa de este instrumento y abarca desde el sonido más agudo hasta el más grave, cada uno de los instrumentos aporta un timbre al grupo que  da armonía en las propuestas musicales.

Gómez explica que en los arreglos buscan resaltar la música nacional y latinoamericana. Han incursionado en jazz, blues, música latina y académica.

“El repertorio ya suma cerca de 200 canciones y aunque la mayoría es música conocida, cada pieza es trabajada con arreglos propios y tratan de mostrar las diferentes facetas del saxofón porque generalmente solo se escuchan en otros instrumentos como cuerdas o marimba”, agrega Bautista.

Los retos

Con su trabajo quieren dejar un mensaje de unión y esperanza. Pero, en ese avance nos cuentan que existen pocos espacios y apoyo.

“Hemos encontrado pocos lugares para trabajar y los espacios para desarrollarse también son complicados. Los permisos en los ministerios son difíciles y existe poco apoyo a nivel estatal… “, dice Bautista.

“Ante el arte no hay clase social, edad ni sexo y es lo que queremos hacer con nuestra música, llevar un mensaje de paz, de unidad, tranquilidad y esperanza que tanto lo necesitamos en países como los nuestros”, concluye.

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